El presidente Donald Trump anunció que, a partir del 1 de agosto, todos los bienes provenientes de Japón y Corea del Sur enfrentarán un arancel del 25%, salvo que las empresas decidan trasladar su producción a Estados Unidos.
Trump aseguró que las compañías que acepten relocalizarse tendrán “aprobaciones exprés” para iniciar operaciones, en un intento claro por fortalecer la industria estadounidense.
Esta medida no es aislada. Forma parte de una política más amplia, que incluye un recargo del 10% a los países alineados con BRICS, reforzando la presión sobre socios y rivales por igual.
Las preguntas que quedan en el aire: ¿cederán Japón y Corea ante estas condiciones? ¿O veremos una escalada de represalias que afecte aún más al comercio global?